Forma sonata

Síntesis de ideas

  • La forma-sonata es el elemento organizativo más importante en la música académica.
  • Muchas de las obras maestras de la música instrumental están dispuestas en un ciclo de varios movimientos (macroescructura) entre ellas la sinfonía, la sonata, el cuarteto para cuerdas y el concierto del Clasicismo y del Romanticismo.
  • El primer movimiento del ciclo suele estar en un tempo rápido y ajustarse a la forma sonata o de allegro de sonata, con tres secciones principales: exposición, desarrollo y recapitulación.
  • El segundo movimiento suele ser lento y adoptar formas como el tema con variaciones o la forma ternaria (A-B-A).
  • El tercer movimiento (a veces omitido) es una danza en compás ternario, normalmente un minueto y trío o un scherzo y trío.
  • El cuarto movimiento es rápido, enérgico  y vivaz, muchas veces en forma de rondó o de forma sonata.
  • La estructura cíclica es un recurso para establecer conexiones entre los movimientos. Se da cuando un tema de un movimiento anterior reaparece en uno posterior.

Macro y micro en la estructura formal de la música

Toda obra musical tiene una forma; a veces es simple, otras compleja. En algunos casos, la forma viene dictada por consideraciones ajenas a la música, como un texto o un programa acompañante, según hemos observado en Las cuatro estaciones de Vivaldi.

En la música absoluta, sin embargo, la forma es especialmente importante, pues no hay un argumento o texto prescrito que confiera unidad a la música. El argumento es la música misma, de manera que su forma es de primordial importancia para el compositor, el intérprete y el oyente. Las obras de grandes dimensiones tienen una forma general (macroforma) que determina las relaciones entre los movimientos y los tempi de éstos. Además, cada movimiento tiene una forma interna (microforma) que une sus diferentes secciones en un todo artístico. Ya hemos visto algunas de estas formas simples, como la binaria o bipartita (A-B), la ternaria o tripartita (A-B-A) o la forma rondó.

Analizaremos ahora un procedimiento estructural muy importante en la música occidental: el ciclo en varios movimientos utilizado desde aproximadamente 1750 y durante el periodo romántico. Por lo general, el ciclo consiste en tres o cuatro movimientos en formas y tempi prescritos que se emplea en diversos géneros, entre ellos la sinfonía, la sonata, el cuarteto de cuerdas (y muchas otras obras de cámara) y el concierto.

Forma sonata: El primer movimiento

El movimiento con un grado mayor de organización y con frecuencia el más largo en este ciclo es el inicial, que suele estar en un tempo rápido, por ejemplo allegro, y escrito en forma sonata. Un movimiento en forma sonata establece una tonalidad base, luego modula a otra tonalidad y finalmente regresa a la tonalidad base. Podemos considerar la forma sonata como un «drama» entre dos zonas tonales contrastadas. El argumento o sentido del drama -esto es, la acción y la tensión- deriva de este contraste. En la mayoría de los casos, cada zona tonal se asocia con un tema, que tiene el potencial para el desarrollo (como el breve e incisivo inicio de la Quinta sinfonía de Beethoven). Los temas son enunciados o expuestos en la primera sección, desarrollados en la segunda y reformados o recapitulados en la tercera.

La sección inicial de la forma sonata -la exposición- presenta, por lo general, las dos tonalidades opuestas y sus respectivos temas. (En ocasiones, un tema puede consistir en varias ideas relacionadas y entonces hablaremos de grupo temático.) El primer tema y su expansión establecen la tonalidad base o tónica. Un puente o pasaje de transición lleva a una tonalidad contrastada; en otras palabras, la función del puente es la de modular. El segundo tema y su expansión establecen la tonalidad contrastante. Una sección conclusiva -en ocasiones con un nuevo tema conclusivo- redondea la exposición en la tonalidad contrastante. En la forma sonata del siglo XVIII, la exposición se repite a fin de que queden bien claros los temas.

Aud MOZARTSerenata en Sol mayor “Eine kleine Nachtmusik” K.551 [1787]. El primer movimiento de una sinfonía, sonata u obra de música de cámara suele estar estructurado en forma de allegro de sonata (o, de forma más abreviada, forma de sonata).

El desarrollo se caracteriza por el conflicto y la acción, la esencia del drama. Esta sección puede pasar por una serie de tonalidades ajenas, aumentando la tensión ante el inevitable regreso a la tonalidad de tónica. Las frecuentes modulaciones de esta sección contribuyen a producir una sensación de actividad e inquietud. Aquí es donde el compositor revela el potencial de los temas variándolos, expandiéndolos o contrayéndolos, descomponiéndolos en sus motivos constitutivos o combinándolos con otros motivos o con un nuevo material. En las obras para conjunto, un fragmento del tema puede ser presentado por un instrumento e imitado por otro, con los consiguientes cambios de registro y timbre. Cuando el desarrollo ha completado su curso, la tensión cede y un pasaje puente lleva de vuelta a la tónica.

El comienzo de la tercera sección, la recapitulación, constituye el clímax de la forma sonata. El regreso del primer tema en la tónica satisface la necesidad de unidad en el oyente. Como la exposición, la recapitulación vuelve a enunciar los temas más o menos en su forma original, pero con nuevos y variados giros. Una diferencia importante con respecto a la exposición es que la recapitulación permanece todo el tiempo en la tónica, con la cual afirma el dominio de la tonalidad base como eje sobre el que pivota toda la composición (macroforma). El movimiento suele terminar con una coda, una extensión de la idea conclusiva que nos lleva a la cadencia final en la tónica.

Los rasgos de la forma sonata están presentes de un modo u otro en muchos movimientos, pero no hay dos piezas exactamente iguales. De manera que lo que al principio podría parecer un plan fijo no hace sino poner de manos del/la compositor/a un marco dentro del cual cabe una infinita variedad.

El segundo movimiento
El segundo suele ser el movimiento lento del ciclo, que contrasta con el Allegro precedente y se caracteriza por las melodías líricas y cantables. Lo típico es que se trate de un Andante o un Adagio en forma A-B-A, en forma sonata abreviada o una en forma de tema con variaciones.
Ya hemos visto que la variación es un procedimiento importante en música, pero hay una forma –el tema con variaciones- en la que constituye el principio rector. En ella el tema es claramente enunciado al comienzo y sirve de punto de partida. La melodía puede inventarse ex novo (de nueva creación) o tomarse prestada (como el tema Ah, vous dirais-je, Maman de las Variaciones en Do de Mozart). Probablemente el tema será una pequeña idea de dos o tres partes, de carácter sencillo a fin de dejar margen a la elaboración. La formulación del tema es seguida por una serie de variaciones estructuradas en las que ciertos rasgos de la idea original se conservan mientras que otros se alteran. Cada variación vuelve sobre la idea con alguna nueva modificación -podría decirse que en un nuevo disfraz- a través de la cual el oyente vislumbra algo del tema original.

En el proceso de variación cualquier elemento musical puede desarrollarse. La melodía puede ser variada mediante la adicción o la omisión de notas, o transportando el tema a otra tonalidad. La variación melódica es un procedimiento favorito en el jazz, donde el intérprete solista embellece una tonada popular con una serie de florituras decorativas. En la variación armónica los acordes que acompañan a una melodía son sustituidos por otros, quizá cambiando del modo mayor al menor. La forma del acompañamiento puede cambiar, o bien la melodía puede llevarse a un registro inferior con nuevas armonías sonando por encima de ella. El valor de las notas, el metro/compás o el tempo pueden también cambiarse mediante la variación rítmica, y la textura quizá se enriquezca mediante el entrelazamiento de la melodía con nuevos temas y contramelodías. La combinación de estos métodos con cambios en la dinámica y en el color sonoro permiten también al compositor alterar el contenido expresivo del tema; este tipo de variación del carácter fue especialmente preferida en el siglo XIX.

 Aud SCHUBERTQuinteto con piano en La mayor D.667 “La trucha” – 4º mov. Andante [1819]. En ocasiones, el movimiento lento (el segundo) de una sinfonía, sonata u obra de música de cámara consiste en un tema y variaciones.

El tercer movimiento
en la sinfonía clásica, el tercer movimiento es casi invariablemente un minueto y trío. En su origen, el minueto era una danza barroca de corte cuyo majestuoso compás ternario (3/4) encarnaba la idea de un periodo aristocrático. Pero en el siglo XVIII sirvió como tercer movimiento de algunas obras instrumentales de gran formato. (Recuerda que este movimiento de danza no aparece en todos los ciclos instrumentales con varios movimientos).
Como la música de baile se presta a la construcción simétrica, con frecuencia encontramos en un minueto una clara estructura basada en frases de cuatro y ocho compases. En cuanto al tempo, el minueto abarca desde lo señorial y solemne a lo más vivo y caprichoso. De hecho, algunos de los minuetos de Haydn están más próximos a una danza folclórica que a un baile de salón palaciego.

Era costumbre presentar dos danzas como un grupo, la primera repetida al final de la segunda, de lo cual resultaba una estructura A-B-A. Originalmente, la danza intermedia se arreglaba para tres instrumentos, de donde deriva el nombre de “trío”, que persistió aunque hacía mucho que ya no se interpretaba con tres intérpretes. De ello deriva que el trío presente una textura más fina y un tono más apagado. Al final del trío encontramos las palabras da capo (“desde el comienzo”), que significan que la primera sección se ha de tocar otra vez (como sucedía con el aria barroca).

Aud BEETHOVENSepteto en Mi bemol mayor op.20 – 3er mov. Tempo di minuetto [1802]. El minueto ocupa habitualmente el tercer movimiento de aquellas obras (sinfónicas o de cámara) estructuradas en más de tres movimientos. En este video, el 3er mov. Tempo di minuetto comienza en el minuto 20,40

Minueto-trío-minueto es una estructura tripartita simétrica en la que cada parte se subdivide a su vez en una forma bipartita o binaria (a-a-b-b). La segunda sección (b) del minueto o del trío puede recuperar el tema inicial, de lo cual resulta una «forma binaria redondeada». El compositor indica la repetición de las subsecciones encerradas en signos de repetición (//:   ://). Sin embargo, cuando el minueto regresa tras el trío, es costumbre tocarlo de principio a fin sin repeticiones.

En el siglo XIX, el minueto fue sustituido por el scherzo, una danza da paso rápido y en metro ternario (3/4) con la misma estructura general tripartita (scherzo-trío-scherzo). El scherzo se caracteriza por los cambios abruptos de humor, desde lo risueño o caprichoso, hasta lo misterioso o demoniaco. En manos de Beethoven, el scherzo se convirtió en un movimiento con un gran impulso rítmico.

El cuarto movimiento
La sonata y la sinfonía clásicas acababan a menudo con un brioso rondó. Esta forma se basa en la recurrencia de una idea musical -el tema del rondó o estribillo instrumental-, que alterna con episodios contratantes de un modo muy semejante a lo que sucedía con el procedimiento del ritornello en el periodo barroco. Sus simétricas secciones crean una arquitectura equilibrada que resulta estéticamente satisfactoria y fácil de oír.
En su forma más simple, A-B-A-C-A, el rondó es una extensión de la forma tripartita. El desarrollo al que lo sometieron los maestros clásicos hizo más ambicioso al rondó, que con frecuencia adoptaba una forma en arco más amplia (A-B-A-C-A-B-A). En cuanto que en algunos casos representa el último movimiento de una pieza en varios movimientos, el tema del rondó se caracteriza por ser tema de danza pegadizo que se preste a ser oído una y otra vez.

Aud MOZARTSonata en La mayor K.331 – 3er mov. Rondó Alla turca [ca.1780]. El rondó ocupa con frecuencia el último movimiento de una sonata. Consiste en la alternacia simple de un tema principal A con temas o secciones contrastantes.

El ciclo en varios movimientos como un todo: macroforma

El ciclo en varios movimientos de los maestros clásicos, tal como se encuentra en sus sinfonías, sonatas, cuartetos para cuerdas, conciertos y otros tipos de música de cámara, se convirtió en la estructura formal más importante de música instrumental. La descripción de arriba es un esquema que puede ser útil siempre que no se olvide su carácter general.

Los compositores del siglo XVIII concebían los movimientos del ciclo como entidades autónomas conectadas por la tonalidad. Los movimientos primero, tercero y cuarto estaban en la tonalidad de tónica, el segundo movimiento en una tonalidad contrastante.

Pero además, a lo largo del siglo XIX los compositores trataron de establecer una conexión más evidente entre los movimientos: un vínculo temático. Esta necesidad la satisfizo una estructura cíclica, en la que un tema de movimientos anteriores reaparece en los movimientos posteriores como una especie de motto (1) o hilo unificador. Veremos cómo la Quinta sinfonía de Beethoven contiene elementos de estructura cíclica, ya que cada movimiento va haciendo referencia a la famosa idea o motivo  inicial.

Esta estructura de gran escala, la macroforma «ciclo en movimientos», satisfizo la necesidad sentida por los compositores de estructurar extensas obra instrumental de naturaleza abstracta gracias al uso de los contrastes de tonalidad y modo inherente al sistema mayor-menor. Con su fusión de elementos emocionales e intelectuales, su mezcla de lirismo y acción, el ciclo en varios movimientos puede con toda justicia reivindicarse como una de las formas artísticas más ingeniosas jamás creadas.

(1) Un diseño inicial de la melodía cuando se canta al principio y va seguido inmediatamente de un ritornello instrumental, que va seguido a su vez de la entrada principal de la voz.